Me encantó! Muy cierto!!!!!
Tenemos que dejar de pensar que merecemos el amor de Dios o que lo podemos merecer por obras. Dios nos ama igual y espera que respondamos a su amor y que por ese amor, le obedezcamos, le sirvamos…
No es al revés!
Giselle Manya P.
De: Mariana Melgar
Las Tres Mujeres
Una hermosa historia cuenta de una mujer que soñó con tres mujeres que estaban orando a Dios en sus habitaciones.
Mientras permanecían de rodillas, el Maestro se les acercó.
Se acercó a la primera, se inclinó hacia ella con gracia y ternura, con una sonrisa llena de radiante amor y le habló con voz pura, dulce y musical.
Apartándose de ella, se acercó a la segunda, pero solamente le puso la mano sobre la cabeza inclinada, y le dio una mirada de aprobación.
Pasó junto a la tercera en forma muy rápida; no se detuvo a hablarle, ni a mirarla.
La mujer, en su sueño, pensó: ¡Qué grande debe ser su amor por la primera! A la segunda le dio su aprobación sin las demostraciones de amor que le hizo a la primera; la tercera debe de haberle ofendido profundamente, porque Él no le dirigió una sola palabra y ni siquiera una mirada al pasar. ¿Qué habrá hecho, y por qué hizo tanta diferencia entre ellas? Mientras trataba de explicarse la acción del Señor, Él mismo se le acercó y le dijo:
"— Mujer, ¡qué mal me has interpretado! La primera mujer necesita todo el peso de mi ternura y cuidado para poder afirmarse. Ella necesita muchas demostraciones de mi amor, mi interés y ayuda todo el día. Sin esto, fallaría y caería, está muy débil.
La segunda tiene una fe más fuerte y un amor más profundo, y puedo estar tranquilo porque confía en mi, no importa lo que haga o diga la gente. Con una mirada se que ella podrá estar bien.
La tercera, que según tú no noté y aún descuidé, tiene una fe y un amor de la más fina calidad. A ella la preparo por medio de un proceso rápido y drástico para una misión sublime y santa. Ella no desmaya ni se desalienta ante ninguna de las circunstancias por las que pasa. Y aunque a veces duda, luego retoma su confianza en mí aun cuando el sentido, la razón y los instintos más finos del corazón natural se rebelarían.
Ella me conoce tan íntimamente, y confía en mí hasta tal punto, que no depende de palabras ni de miradas ni de ninguna demostración externa de mi aprobación. Esto no significa que no le he mostrado mi amor o que no lo haré en el futuro, pero en este tiempo es necesario que ella aprenda la clase final: vivir sólo por fe, no por sentimientos o circunstancias.
Sabe que estoy trabajando en ella para la eternidad, y aunque lo que hago no se lo explica ahora, lo entenderá después.
Quizá estés atravesando situaciones en las que no ves salida o simplemente te sientes muy sola. Recuerda que Dios no se ha ido, está pendiente de ti, y si no te da esa palmadita o esa mirada de ternura es porque te está preparando para algo realmente grande y para que aprendas a confiar en Él.
"Jesús respondió, y le dijo: Ahora tú no comprendes lo que yo hago, pero lo entenderás después" Juan 13:7. La biblia
Saludos
Mariana Melgar C.
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